Cómo ahorrar tiempo, dinero y disgustos en las obras y reformas en casa. La importancia de la planificación y otros consejos fruto de la experiencia. Descubre nuestros 7 consejos más útiles para llevar a cabo tu obra en casa.
Consejo 1: Adaptar la vivienda
Una obra en casa no es algo que hagamos con frecuencia y salvo que nos dediquemos profesionalmente a ello, es fácil cometer errores que pueden provocar problemas, tanto de retrasos como de encarecimiento del coste final, o disputas con vecinos o en el propio hogar.
Consejo 2: Definir la obra: priorizar el o los objetivos
El primer consejo ante una obra es hacer una buena reflexión sobre qué es lo que queremos. Dedicar tiempo a la definición de la obra. Identificar nuestras necesidades y preferencias. ¿Qué queremos con la obra? Ganar espacio en la cocina, ganar luminosidad, modernizar las instalaciones, redistribuir el espacio, ahorrar energía; renovar un baño, cambiar la bañera por una ducha, modernizar el alicatado, unir dos dormitorios, separarlos, cambiar el suelo desgastado, mejorar el aislamiento y el confort de la vivienda, etc. Hagamos una lista de objetivos y prioricemos, para poder luego “mantener el Norte” durante todo el proceso y tener la fortaleza necesaria para decir no y evitar la tendencia expansiva de toda obra.
Consejo 3: Revisar todas las implicaciones. Todas
Generalmente para lograr el objetivo deseado se presentan varias alternativas. Pero hay que pensar en todas las implicaciones. Ejemplos:
– Si vamos a intervenir en la cocina o en un baño cambiando el solado, hay que plantearse si nos interesa aprovechar para cambiar las tuberías del agua desde la acometida. Si son muy antiguas es muy posible que tengan mucho óxido, lo que provoca suciedad en el agua y pérdida de caudal. Aunque no vayamos a cambiar ahora todas las tuberías de la casa, sí podemos aprovechar para cambiar el tramo que va desde la acometida hasta la salida de la cocina (o el tramo del baño en cuestión). De ese modo, cuando cambiemos el resto de tuberías de la casa no tendremos que volver a levantar el suelo que hemos puesto nuevo. Eso sí, si vamos a unir tuberías de cobre con otras de hierro, hay que utilizar unas juntas especiales para evitar la electrolisis.
– Igualmente hay que revisar la instalación eléctrica. Aprovechando la redistribución de la cocina, deberemos planificar dónde van los electrodomésticos y los puntos de luz, y tenemos que comprobar que la instalación eléctrica de la casa soporta las nuevas exigencias de potencia que vayamos a necesitar, y prever los cambios que hagan falta. En función del tipo de luz que queramos quizá debamos prever un falso techo, si hay altura suficiente. Cambiar la potencia eléctrica en casa.
– Otro ejemplo: al cambiar una cocina, podemos pensar en dónde ubicar la caldera o el calentador de agua. Si estos aparatos son viejos, quizá convenga cambiarlos ahora. Y los nuevos pueden ser quizá de menor tamaño, o pueden necesitar otro tipo de salida de humos o de desagüe (en calderas de condensación, por ejemplo). Todo esto influye en el diseño de la nueva cocina o de sus muebles.
– ¿Qué hacer con las puertas y ventanas del baño, cocina o estancia? Mantenemos las mismas o las cambiamos; ¿poner puerta corredera? ¿Cómo afecta a los muebles o electrodomésticos cercanos, o a los interruptores próximos?
Consejo 4: Recabar ideas y planificar: despacito, para ganar tiempo
Todo el tiempo que dediquemos a esta parte de planificación será tiempo ganado y dinero ahorrado. Los cambios y los añadidos a una obra ya iniciada suelen provocar quebraderos de cabeza, retrasos acumulados y sobre costes. Lo mejor es que muchas de esas modificaciones son evitables; otras quizá no, por ejemplo si durante la obra encontramos algún material oculto en mal estado.
Generalmente, para las pequeñas obras domésticas no compensa contratar los servicios de un arquitecto o diseñador. Pero sí resulta muy conveniente contrastar nuestra idea con alguna persona que tenga más experiencia en obras, con algún vecino que haya realizado el mismo tipo de obra, que conozca dónde están las bajantes, etc.
También resultan de ayuda las ideas que puedan dar las personas a las que hayamos solicitado presupuesto para la obra. Si ofrecen presupuestos sin compromiso, concierte una cita para exponerle su idea y mostrarle la casa. Si son profesionales competentes, tendrán en cuenta todas las implicaciones y le harán preguntas pertinentes basadas en su propia experiencia, sobre puntos que quizá usted ni se ha planteado. Muchos ofrecen planos en tres dimensiones que le ayudarán a hacerse una idea más completa de la obra. La calidad de la información que le ofrecen al elaborar el presupuesto es ya un síntoma de su profesionalidad, y es un elemento a tener en cuenta a la hora de elegir al contratista (junto con el precio, lógicamente).
Una planificación descuidada es sinónimo de descontrol en el gasto, en la duración de la obra y en sus quebraderos de cabeza.
Consejo 5: Elegir el mejor momento
La planificación de la obra incluye el tiempo. ¿Cuál es el mejor momento del año para realizar esa obra? Depende varios factores como el clima en nuestra localidad, el tiempo estimado de duración de la obra, su incidencia en la vida familiar (si es una cocina y hay niños en la casa, por ejemplo), las alternativas que tengamos durante la obra: si existe otro baño, si podemos montar una cocina provisional en otra habitación, si podemos trasladarnos durante la realización de las obras, etc.).
Consejo 6: Evitar problemas en la comunidad de vecinos
Las obras ya tienen suficientes complicaciones en sí mismas como para añadirles problemas con terceros. Si vive en una comunidad de propietarios debe tener en cuenta dos cosas: las normas sobre permisos necesarios para realizar obras y las medidas que evitar conflictos innecesarios.
Respecto de lo primero, es muy importante porque la falta de consentimiento cuando es necesario puede suponerle disgustos, dinero y hasta la obligación de demoler lo que haya hecho.
Consejo 7: ¿Permiso para el aire acondicionado?
Al margen de que disponga de permiso o de que este no sea legalmente necesario en su caso concreto, siempre hay que tratar de actuar con mano izquierda para evitar roces. Hay que avisar de las obras y adoptar medidas para reducir al máximo las molestias por ruidos, tránsito de personas y materiales, suciedad, etc. Es inevitable causar molestias pero sí podemos tratar de atenuarlas o ayudar a que los vecinos afectados sean algo más comprensivos: advierta de los momentos de mayor ruido, respete las horas de descanso, pregunte si hay alguna hora o día en que quizá no vayan a estar en casa, etc.
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Fuente: ocu.org.